Controladores y pilotos se unen para ayudar a superar el miedo a volar

Controladores aéreos ayudan al piloto de Air Europa, Alfonso de Bertodano, a explicar aspectos técnicos de la aviación en su curso «Perdiendo el miedo a volar».

«Intentar explicar la aviación a alguien  que tiene miedo a volar sin contar cómo se organizan los aviones en el aire, es dejar la información a medias».

 

Un 25% de los pasajeros  tiene miedo a volar
Un 25% de los pasajeros tiene miedo a volar

Un 25% de los 3.100 millones de viajeros que subieron en aviones en 2013 tenían miedo a volar, según los datos de IATA y de varios estudios psicológicos. Del porcentaje total, el 5% padecía fobia, lo que tiene un gran impacto en la vida cotidiana porque quien la sufre trata de evitar las situaciones que le provocan ese temor, como es el caso de volar.

Para ayudar a los pasajeros a superar este miedo, Alfonso de Bertodano, psicólogo y piloto de Air Europa, ha diseñado un curso “enfocado como si fuera una intervención cognitivo conductual” . Es decir, comienza con una parte teórica en la que profesionales del sector aeronáutico explican distintos aspectos de la aviación y continúa con la psicológica donde “se aprende a parar los pensamientos irracionales que inician el proceso de ansiedad”.

Jorge Ontiveros, controlador del ACC de Madrid, fue  el elegido para explicar el trabajo de los ATC´s en uno de los últimos cursos realizados y tuvo muy claro que su intervención tenía que ser muy visual, sin apenas texto, para poder expresar ideas complejas a través de conceptos muy sencillos.

“No se les puede decir que cuando vuelen estarán libres de riesgos, porque ninguna actividad del ser humano lo está….pero si se les puede explicar cómo trabajamos para controlar esos riesgos y, con ello, minimizar las incidencias que se producen mientras están contemplando las nubes desde su asiento…..”, explicó Ontiveros, quien diseñó su charla con fotografías y gráficos sencillos de interpretar por cualquier persona ajena al mundo aeronáutico.

En vuelo durante el curso.
En vuelo durante el curso.

Ontiveros considera que el pasajero medio lo único que sabe del control del tráfico aéreo es que desde las torres “nos ocupamos de organizar los despegues y los aterrizajes de los aviones……no se imaginan que por encima del aeropuerto existe una compleja organización compuesta por centros de control aéreo, desde donde, con el apoyo de otros profesionales imprescindibles, se controla cada vuelo para que el trayecto se realice con seguridad”.

Una de las fotos mostradas fue la de un cielo cubierto de estelas de aeronaves , que, según el controlador, “les sugiere que cada avión va por donde quiere”. Por ello, junto a esta imagen enseñó otra de una pantalla radar con la red de aerovías y las etiquetas radar de los aviones sobre ellas. Entonces, “se les abrieron los ojos como platos en clara demostración de que habían comprendido que, lo que en un principio parecía el caos, está en realidad muy organizado, que en nuestro trabajo nada se deja al azar».

Así, a medida que en el curso avanza y se desvela que hay “toda una organización estructurada y coordinada más allá de las pistas y que su avión está permanentemente bajo nuestro control”, a los asistentes les surgen numerosas preguntas que van siendo respondidas en el transcurso de la sesión.

Además de las fotos, el controlador se ayudó de las maquetas que el director del curso facilita a cada uno de los asistentes para que se aprendan las partes del avión y para poder simular las situaciones que se plantean en las distintas sesiones. Según Ontiveros, en el caso del control aéreo “vienen muy bien para explicar las separaciones y las secuencias de tráfico que organizamos para poder aterrizar ordenadamente”.

Jorge Ontiveros cree que el papel del controlador aéreo en este curso es fundamental porque en la mayoría de los casos las personas que tienen miedo a volar temen que su avión se rompa por las turbulencias o que choque en vuelo con otra aeronave. Además, recuerda que algunos de los afectados suelen ser “ávidos consumidores de reportajes y documentales de accidentes aéreos porque buscan una justificación racional para su miedo irracional a viajar en una máquina que no pueden controlar y que desconocen cómo funciona”.

Profesionales del sector aeronáutico participan en este curso

Profesionales del sector aeronáutico

Por ello, considera fundamental que en un curso para perder el miedo a volar se de cabida a todos los profesionales claves en la seguridad aérea como contrapunto a todo ese exceso de información negativa, entre los que incluye a “ingenieros que expliquen cómo se diseña y se construye un avión y la «magia» de la sustentación; técnicos de mantenimiento que detallen los controles periódicos a que es sometido; tripulantes de cabina de pasajeros que desvelen su misión real a bordo más allá de repartir refrescos y la prensa del día con ayuda de una sonrisa y, por supuesto, pilotos que cuenten cómo es el trabajo que realizan en cabina para que el vuelo sea cómodo y seguro para todos los que van a bordo”.

Y para completar este equipo y en el marco de “esa ecuación de seguridad” tiene que existir la figura del controlador “como garante no sólo de la separación entre los aviones, sino también como miembro activo de la tripulación, que cobra su máximo protagonismo cuando a bordo sobreviene un problema técnico o una emergencia médica facilitando a los pilotos la ruta más directa a un aeropuerto y prioridad sobre el resto de los aviones para tomar tierra lo antes posible”.

Además,  durante todo el curso el controlador y el piloto se encargan de generar una situación de confianza a través del diálogo y de la conversación descriptiva para dejar claro que “nada está allí al azar y que todo esta medido”, según explica Alfonso de Bertodano.

Una opinión que comparte Ontiveros que destaca que de “un modo flexible la charla va progresando por los distintos temas que se quieren abordar” y los asistentes formulan sus preguntas y van expresando sus inquietudes , como las referidas a lo que sucede en el momento en que los aviones se cruzan en el aire a esas enormes velocidades.

Uno de los asistentes quería saber “si cuándo los aviones se cruzan en el aire el rebufo del otro avión se nota en el suyo”, señaló Ontiveros, quien recuerda que le respondió que no tenía porqué  preocuparse, ya que  con una separación vertical de trescientos metros no se notaría absolutamente nada en su avión. Pero el controlador destaca que con esa cuestión “introdujo por si mismo el tema de la turbulencia de estela. Un efecto que suele producir mucho desasosiego a quien tiene miedo a volar porque no puede evitar tener la sensación de que su avión puede sufrir algún desperfecto grave, romperse y estrellarse».

Una vez que termina la parte teórica, los asistentes al curso son capaces de “dar una explicación racional a las turbulencias, a los ruidos que se escuchan, a la falsa sensación de movimientos, o a pensar que el avión se va a romper”, según el piloto, que considera que aunque “no se puede quitar al pasajero con miedo la sensación de incomodidad” asegura que  “si se le puede dar una técnica de relajación para que pueda mandar al cerebro una señal de tranquilidad”.

“Si estás relajado y sabes lo que sucede a tu alrededor la sensación de ansiedad desaparece”, destaca Bertodano, quien considera primordial para llegar a este punto detener el “proceso límbico” que se ha encargado de acelerar la respiración, la circulación, el corazón, etc y crear ese estado”.

                       Resultados del curso

Según su testimonio, todo el que “ha hecho lo que se le ha dicho se maravilla con el resultado”, que ha sido positivo en un 98% de los casos tratados, como demuestra la actitud de los asistentes en el vuelo entre Palma de Mallorca y Madrid, con el que concluye el curso: “uno regresó dormido, otro (que llevaba 20 años sin volar) grabó el despegue y el aterrizaje por la ventanilla y un tercero confirmó el viaje de novios a Nueva York al regresar”.

Para el piloto de Air Europa el éxito del curso estriba en que se realiza una dinámica de grupo en la que los asistentes empiezan a creer en el proceso, se explica en qué consiste el miedo y las técnicas que se pueden aplicar para controlarlo y auxiliares de vuelo, ingenieros, técnicos de mantenimiento, controladores y demás profesionales explican porqué vuela un avión.

Todo ello unido a la confianza que los asistentes depositan en el terapeuta” por el hecho de ser comandante de líneas aéreas. “Cualquier psicólogo esta capacitado para tratar cualquier fobia , pero un psicólogo que además es piloto tiene más credibilidad para tratar una fobia a volar que cualquier otro profesional de la psicología”.

Bertodano en el vuelo Palma-Madrid
Bertodano en el vuelo Palma-Madrid

Y para reforzar esa confianza entre el asistente y el terapeuta, Alfonso de Bertodano es el encargado de pilotar el vuelo final entre Palma de Mallorca y Madrid con que el que termina el curso. El mismo vuelo que en el mes de mayo también controló virtualmente Jorge Ontiveros, que aprovechó “el vínculo de confianza que se estableció  para “proponer a los asistentes, que, cada vez que volaran, imaginaran que era yo quien controlaba su avión”.

La recomendación funcionó y en el acto de clausura y entrega de diplomas posterior al vuelo, una de las participantes le reveló que cuando despegaban miró a la torre de control y dijo: «Hasta luego, Jorge, cuida de nosotros». Tras este comentario, Ontiveros supo que había cumplido su misión.

Entrega de diplomas
Entrega de diplomas

Pilotos, controladores y profesionales aeronáuticos siguen trabajando en este campo para conseguir que los pasajeros puedan disfrutar de sus vuelos. Los días 7 y 8 de junio tuvo lugar el último curso celebrado, hasta el momento. En ese caso fue Biel Gomila,  ATC del Centro de Control de  Palma, piloto acrobático e instructor de vuelo ligero, el encargado de transmitir que «todo está bajo control».

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