Los comienzos 

Los primeros años

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Autoridades inaugurando torre de control

El control aéreo nació en España en la década de los cincuenta, dentro de una administración militar englobada en un régimen dictatorial, por lo que es obvio que las reivindicaciones no podían ir más allá del conducto reglamentario. En 1967 se creó el cuerpo de control, y a principios de los setenta Manuel de la Haza, controlador y abogado, intentó redactar lo más parecido a un estatuto de los controladores, que evidentemente no fue aprobado por las autoridades militares. Sin embargo, el colectivo, especialmente los más jóvenes, empezaron a tomar conciencia de la necesidad de organizarse en sus reivindicaciones, relacionadas en su gran mayoría con la seguridad aérea. La situación del Centro de Control de Barcelona, que en verano se reforzaba con comisiones de servicio forzosas, era poco menos que insostenible. En agosto de 1976, un grupo de jóvenes apoyados por un jefe de sala, Alfonso Carrera, lideró la primera protesta del colectivo, y consiguió promesas de mejoras laborales y la segregación del Ministerio del Aire. 

Nuevas organizaciones

A la vista de que esas promesas caían en saco roto, en enero de 1981 volvió a producirse otro conflicto, que acabó con la dimisión del presidente del Gobierno Adolfo Suárez, tres semanas antes del golpe de estado del 23 de febrero. Comenzaron entonces a nacer sindicatos locales, que se agruparían bajo el paraguas primero de AFECA (Asociación Federal Española de Controladores Aéreos) y después de ACECA, al transformarse en una confederación. Además, se creó otro sindicato denominado ASCETA (Asociación Sindical de Controladores Españoles del Tránsito Aéreo), que quedó fuera de la federación.

A mediados de los ochenta, el colectivo tuvo que hacer frente a ataques frontales por parte de la administración como los ocurridos en la Semana Santa de 1985, la lucha por el Contencioso de Palma, y el duro enfrentamiento con el ex ministro socialista Enrique Barón, que terminaría haciendo frente a una sentencia condenatoria por calificar a los controladores de “terroristas del micrófono“.

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Pero, curiosamente, fue un incumplimiento del ministerio lo que facilitó nuestra unión. A la vista de que no se cumplían las reiteradas promesas de pagar el adeudo debido al conocido como Contencioso de Palma, el sindicato local ASCAC (Asociación Sindical de Controladores Aéreos de Cataluña) decidió en 1987 declarar una huelga, puenteando a la confederación. La huelga fue un éxito y se atendieron las reivindicaciones, por lo que ACECA quedó herida de muerte y se disolvió pocos años después. Muchos controladores de otras dependencias solicitaron formalmente ingresar en ASCAC, lo cual no era posible, y esto fue aprovechado inteligentemente para crear un sindicato a nivel nacional que aglutinase asambleas o asociaciones regionales. Y así fue como nació USCA, presidida por Juan María García Gil, que se mantuvo en el cargo hasta el verano de 2010.

La unidad sindical

La primera Torre de BCN, al fondo la segunda. Año 1965
La primera Torre de BCN, al fondo la segunda. Año 1965

Con una sola voz representando al colectivo, la tarea resultaba más fácil, pero aún surgirían nuevos escollos duros de salvar como la pérdida de la condición de funcionarios, la creación del ECCA (Estatuto de los Controladores de la Circulación Aérea) o el paso del aeropuerto civil de Zaragoza a manos militares. Los problemas de desarraigo que este último asunto provocó en numerosos compañeros desencadenaron una convocatoria de huelga en 1990, que finalmente no se llevó a cabo gracias al espíritu negociador de las partes.

En 1992, Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea se unieron para crear Aena, con la que el cuerpo de controladores aéreos mantuvo, gracias a sucesivos acuerdos de prolongaciones de jornada, más de veinte años de paz social.