Manuel Roales, controlador aéreo y representante de la Fundación Vicente Ferrer en Gran Canaria, recuerda al fundador: “Para erradicar la pobreza de la tierra se necesitan muchas manos”

El próximo 1 de julio se celebra el “Día solidario de los trabajadores de AENA a favor de la Fundación Vicente Ferrer” y el promotor de la idea ha sido Manuel Roales, controlador aéreo y representante de la Fundación en Gran Canaria.

Manuel se ha convertido en un auténtico activista y seguidor de los ideales del fundador, Vicente Ferrer. Considera que lo más importante es conjugar el verbo colaborar en gerundio: colaborando. Y que la organización tiene muchos valores, pero los más importantes son que es apolítica y aconfesional.

Manuel Roales y su esposa junto con algunos de los niños que tienen apadrinados


USCA.–¿Cuándo se encontró con la Fundación Vicente Ferrer y cómo se integró con esta ONG?

Manuel Roales.–Me habían hablado de ella y entré por curiosidad en su página de internet. Fue un camino de no retorno. Las dos razones principales, que tanto a mí mujer como a mí nos ha enganchado hasta la médula, son las siguientes: la ausencia de ideología y que cada uno adore a quien quiera.

La Fundación Vicente Ferrer es apolítica y aconfesional. Se preocupa de que los niños y las niñas, que en la India son el sexo inferior –con perdón, pero lo son–, vayan a la escuela, estén limpios, alimentados, bien vestidos, sanitariamente tratados y, si es posible, que terminen sus estudios, vayan a la universidad, si tienen capacidad para ello, y estudien una carrera.

Y después, que adoren a quien les dé la gana, sin inmiscuirse en sus ideologías.  A mí eso, me gusta. No es aquello de piensa como yo, y entonces te ayudaré….

La segunda idea que nos ha conquistado ha sido la filosofía de la Fundación, que te dice: «Haz lo que quieras, pero, por favor, después ven y compruébalo». Y nosotros hemos ido y lo hemos comprobado. La realidad es arrasadora. El dinero llega. Y nosotros lo hemos visto, comprobado y tocado.

U.–¿Cómo y de qué forma se puede colaborar con la Fundación?

M.N.–Se puede colaborar con ilusión y esperanza, pero el tiempo verbal hay que conjugarlo en gerundio: colaborando. Entrando en la página web de la Fundación (enlace fundación Ferrer) e implicándose en uno de los muchos proyectos que allí se ofrecen: apadrinar un niño, en el programa «de mujer a mujer», en la financiación y construcción de un proyecto, de los cientos que hay, etc.

Nosotros, en este primer mundo, «que está en crisis», no sabemos apreciar lo que es andar 15 kilómetros para conseguir un cacharro de agua, aunque sea sucia… Hay muchísimas cosas que nosotros no sabemos que existen.  Pero existen.

U.–¿Qué proyectos ha llevado a cabo la delegación de la Fundación Vicente Ferrer en Canarias?

M.R.—Han sido y son muchos. Vicente Ferrer, en persona, estuvo en Canarias en el año 2000 y consiguió que muchos particulares, entidades oficiales y empresas se implicaran en su proyecto o utopía: «Si todos no lo proponemos podemos erradicar la pobreza de la tierra».

En la actualidad hay más de 5.000 colaboradores en Canarias y, principalmente, en el apadrinamiento de niños. También hay cabildos y ayuntamientos que se han implicado en el proyecto.

U.–La mentalidad y la forma de trabajar de un controlador aéreo se sustenta en la rapidez y la eficacia. Sin embargo, los miembros de la Fundación, según la filosofía de su fundador, son tenaces, trabajadores y pacientes. ¿Cómo se combina una y otra?

M.R.—Es verdad que un controlador aéreo, por definición, es inteligente, rápido y eficaz. Y como ser humano también tiene un corazón, muy grande según he podido comprobar, y si sabe que hay un camino limpio, sólido y seguro se implica hasta el alma. 

Más de la mitad de los proyectos que hemos realizados han sido puestos en pie por la iniciativa de ellos y no por la mía. Ellos son los que literalmente me empujan y me motivan y consiguen que le demos forma a los proyectos.

Yo soy la cara y a veces, injustamente, me llevo los méritos, pero el esfuerzo, el empuje y la ilusión, es de todos ellos.  Tengo unos compañeros fantásticos y estoy feliz de tenerlos.

U.–Vicente Ferrer dijo: “O nos hundimos todos o nos salvamos todos”. Hoy, con la crisis que vivimos, ¿dónde estamos?

M.R.–Estamos en el primer mundo. En la India hay más pobres que en toda África junta. El 40 por ciento de los pobres de la tierra están en la India. Más de 400 millones de personas, ocho veces los habitantes de España. Y cuando digo pobre, me refiero –según definición de la ONU– a la gente que sobrevive con menos de un dólar al día. Un dólar son 70 céntimos de euro y con eso tienen que comer, beber, combatir del frío y curarse de cualquier dolencia que puedan tener.

Eso es ser pobre. ¿Estamos en crisis?, no sé de qué me hablas…

U.–En el Congreso de USCA informaste que habíais llevado a cabo varios proyectos en Andhra Pradesh, en la India. ¿Cuáles son?

Manuel Roales presenta la Fundación Vidente Ferrer y la iniciativa del día solidario en en Congreso de USCA

M.R.–En los últimos siete años, los controladores de Canarias, junto con algunos de Sevilla y Barcelona, hemos financiado los siguientes proyectos: 106 viviendas, once de ellas para personas con discapacidad; dos escuelas, un ambulatorio rural con consulta médica, paritorio e instalaciones para ingresar a enfermos. Todo ello proporciona ayuda sanitaria a 24 aldeas.

También hemos montado una potabilizadora que aprovisiona de agua potable a una aldea de 300 habitantes, diez telares, 102 bicicletas para que las niñas puedan asistir a sus estudios secundarios, pues sin ese transporte sus padres no las habrían dejado ir a clase. Y junto a todo ello hemos logrado programas de alimentación, sanitarios, becas universitarias, ayudas para niños con parálisis cerebral, riego por aspersión y goteo y algunas otras cosas.

U.–¿Cómo conseguisteis la financiación?

M.R.–La forma es fácil. Pido a la Fundación, en Barcelona, un proyecto según las necesidades del momento. Me lo mandan con planos y todo lujo de detalles. Lo publicito entre los compañeros de Gran Canaria y la inmensa mayoría se apunta y colabora con la parte que le corresponde. Luego, cuando el proyecto está realizado y apreciamos y vemos la alegría e ilusión con el que ha sido acogido en la India, coloco las fotos de la inauguración en el tablón de anuncios y las  mando por correo electrónico a todo el mundo. El regocijo es total y general. Y la reacción es: ¿Y ahora que vamos a hacer, cuál es el siguiente proyecto?

U.–¿Qué espera de la campaña que ha promovido en Aena, “Día solidario. Deja volar tu solidaridad”, para el próximo 1 de julio.

M.R.–Espero mucho y lo espero todo. No le podemos poner techo a nuestros sueños.  Si los compañeros se convencen de que es un camino limpio y seguro, se implicarán. Somos muchos miles de trabajadores en AENA y con que se apunte el 10 por cierto conseguiremos hacer verdaderas maravillas. Aspiro y deseo que se apunte el 50 por cierto.

U.–¿En qué proyecto piensan utilizar el dinero que se recaude el “Día de solidaridad”?

M.R.–Lo que se recaude en el “Día solidario de los trabajadores de AENA”, se destinará a lo que haga falta en cada momento y se dará cumplida cuenta, con todo lujo de detalles, de lo conseguido. Y, después, como reza el lema, «podremos ir a la India a comprobarlo». 

U.—¿Qué mensaje o reflexión podemos dejar o enviar a los que aún no conocen la Fundación?

M.R.—Quisiera recordar las palabras de su fundador, Vicente Ferrer: “Para erradicar la pobreza de la tierra se necesitan muchas manos. Yo solo tengo dos”. Y una segunda de Mahatma Gandhi: “Es muy probable que lo que haga sea insignificante, pero es muy importante que lo haga”.